Argumento:

A Haru la mandan al Dojo (escuela japonesa) una vez ha muerto la madre. La decisión de su padre está tomada y nadie le puede hacer cambiar de idea. A regañadientes y sin entender el porqué de esta decisión pasa los siguientes cinco años aprendiendo shodo (escritura clásica), tiro con arco, taichi y meditación. Al cabo de los cinco años en los que tiene que abandonar el dojo se tiene que enfrentar a la realidad. Su realidad.

Negándose a volver a la casa paterna pasa por situaciones extremas hasta el punto de pasar hambre y tener que refugiarse con malas compañías. Paralelamente, y casi sin darse cuenta,  empieza a tomar sentido todo lo aprendido durante los cinco años de su reclusión en el dojo. Haru realmente se da cuenta que vivir aquí y ahora es lo único que le puede salvar.

Gooseopinión:

Nos cuenta Flavia en esta metáfora de la vida que esta surge como surge y que es nuestra decisión el cómo queremos vivirla. Se nos puede poner por delante todo tipo de dificultades, pero está en nosotros el afrontarlas de una manera u otra.

Haru se pasa cinco años de su vida renegando de un aprendizaje con el cual al final de sus días tiene que reconocer que es el que le ha servido para salir airosa de todo a lo que ha tenido que enfrentarse.

Acaba por volver al lugar del cual ha estado huyendo toda su vida. Nos adentramos en el crecimiento y maduración de esta muchacha japonesa, la cual ya tiene un destino forjado y del cual intenta huir una vez tras otra, acabando por volver a la senda marcada, no sin pasar antes por duros batacazos y aprendizajes forzados. Un alegato a la vida, a cómo afrontar según que decisiones y una maravillosa prosa que nos adentra en la cultura japonesa.

Nos muestra Flavia todos los entresijos de un dojo japonés (escuela a la que solo unos pocos elegidos tienen la opción de entrar), enseñanzas y tradiciones japonesas fuera del alcance de los occidentales y mediante el desarrollo de la madurez de Haru algo nos hace reflexionar en nuestro interior. ¿Realmente llevamos la vida que queremos, o por el contrario nos hemos dejado llevar por la vida que nos ha tocado?

Personajes buenos que al final no resultan tan bueno, malos malísimos con los que terminamos empatizando, y Haru, personaje principal de la cual no puedes decir que sea precisamente adorable; puedes odiarla a momentos, no entender su cabezonería en otros, pero que al final de la histora comprendes (junto a ella) que toda su vida ha sido un aprendizaje, que toda nuestra vida es un aprendizaje. Que no debemos insistir en un destino que no está establecido para nosotros, que la vida nos otorga lo que nos merecemos...

Libro que hace replantearte el refrán "uno recoge lo que siembra" y que la vida es solo una y hay que vivirla acorde a tus pensamientos.